Tuesday, January 17, 2012

"EMPLAZA SICILIA A ASPIRANTES PRESIDENCIALES A DIÁLOGO POR LA PAZ"

"Emplaza Sicilia a aspirantes presidenciales a diálogo por la paz



Javier Sicilia, poeta. Foto: Germán Canseco
Javier Sicilia, poeta.
Foto: Germán Canseco
MÉXICO, D.F. (apro).- Representantes de 14 entidades del Movimiento para la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), que encabeza el poeta Javier Sicilia, emplazaron a los candidatos a la Presidencia y al Congreso de la Unión a un diálogo para establecer una nueva estrategia de paz en el país.

También anunciaron para abril la realización de un encuentro nacional y una caravana en Estados Unidos, en que convocarán a mexicanos y estadunidenses para que exijan a sus respectivos gobiernos nuevas formas de combatir al crimen organizado.

Al dar a conocer los acuerdos, los representantes de 14 entidades ratificaron su decisión de mantener acciones para demandar justicia a las víctimas de la violencia generada por la guerra contra las drogas y el rechazo a participar como candidatos en el proceso electoral.

“Como Movimiento no aspiramos al poder político ni promovemos la carrera política de nadie; representamos a una ciudadanía herida a la que se le ha impuesto la muerte y la desaparición de sus familiares y seres queridos, y que ha optado por caminar junta y unir sus dolores a los dolores de los otros”, advirtieron en un comunicado difundido hoy, luego de que los representantes de los estados se reunieron el 13 y 14 de enero.

Además ratificaron su naturaleza de organización de víctimas e insistieron que, como movimiento, no aspiran al poder político y por ello no actuarán en la competencia electoral de este 2012.

“No somos una organización partidista diferente que pueda coaligarse con otras y negociar posiciones a cambio de apoyos o votos, sino una forma organizada y no violenta de la resistencia ciudadana a la guerra, a la impunidad y a la injusticia”.

Por ello, aclaran los representantes, “no exigimos a quienes nos acompañan en este caminar que abandonen sus simpatías políticas, que militen o dejen de militar en uno u otro partido u organización social, ni que den su voto a tal o cual candidato u opten por votar en blanco o abstenerse de hacerlo”.

De cara al proceso electoral de este año, el MJPD anunció que impulsará la agenda de paz que ha construido a partir de la experiencia de las víctimas, así como los puntos que Sicilia dio a conocer en el Zócalo de la Ciudad de México el 8 de mayo anterior:

Esclarecimiento de asesinatos y desapariciones; nombrar a las víctimas y su no criminalización; fin de la estrategia de guerra y la construcción de una agenda de seguridad humana y ciudadana; combate a la corrupción y la impunidad; combate a la raíz económica y las ganancias del crimen; atención de emergencia a la juventud y acciones efectivas de recuperación del tejido social, así como la construcción de procesos de democracia participativa y democratización de los medios de comunicación.

Alistan campaña “Ponte en los Zapatos del Otro”

En este marco, el MJPD anunció que el 30 de enero empezará la campaña “Ponte en los Zapatos del Otro”, que un grupo de artistas e intelectuales lanzará en el Teatro de la Ciudad de México, con el fin de motivar el apoyo ciudadano a las miles de víctimas de la guerra contra el narcotráfico.

También emplazó a los candidatos a la Presidencia de la República, así como a todos los que aspiran a un puesto de elección popular, a dialogar de cara a la nación sobre la estrategia de paz, la Ley de Seguridad Nacional, la Ley de Víctimas y las diferentes acciones en favor de la convivencia pacífica y la justicia, las cuales deberán llevarse a cabo a escala municipal, estatal y nacional.

Dio a conocer asimismo que junto, con organizaciones de Estados Unidos, realizará una caravana de paz, presumiblemente en abril, la cual arrancará en San Diego, California, y culminará en la ciudad de Washington.

Ratificó su compromiso de acompañamiento y solidaridad con todas las víctimas que luchan por la justicia; promover la construcción del memorial de las víctimas en el bosque de Chapultepec, e impulsar diversas acciones en todo el territorio nacional a favor de la memoria y la verdad, así como organizar en todas las entidades federativas los trabajos que conduzcan a la realización del Encuentro Nacional por la Paz y la Justicia, que se llevará a cabo el 21 y 22 de abril en Cuernavaca, Morelos.

Frente a la escalada de violencia y del número de muertos relacionados con la guerra entre el crimen organizado y los aparatos de seguridad del Estado, el MPJD dijo que propone tejer una red nacional e internacional que articule a todos aquellos ciudadanos y organizaciones sociales que luchan por justicia para las víctimas y paz para los mexicanos."

http://www.proceso.com.mx/?p=295025

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Las trampas de la fe democrática (*)

Javier Sicilia, poeta. Foto: Germán Canseco
Javier Sicilia, poeta.
Foto: Germán Canseco
MÉXICO, D.F. (Proceso).- La tradición judía produjo una presencia poética tan maravillosa como extraña: el profeta, que tenía una rara misión. No predecir el futuro, como el imaginario popular le ha atribuido, sino restituir los significados originales que el pueblo extravió y, a partir de ellos, anunciar la llegada de un mesías o, para usar el término latino, de un redentor. Es quizás este anuncio el que, a partir de la exégesis cristiana, identificó a Jesús de Nazaret con el mesías, el que hizo que a la profecía se le atribuyera el sentido de predecir el futuro. Sin embargo, dicho anuncio no hablaba ni del tiempo ni de la manera ni de la forma que tendría o tendrá esa redención. La palabra del profeta, que como todo poeta expresa ese “nosotros” social, ese “yo” plural, que es el alma de un pueblo, giraba y continúa girando para el mundo judío alrededor del mensaje de que todo lo que sucede en la historia o se ve en la naturaleza es un presagio de la llegada de un acontecimiento dichoso. Así, el profeta de Israel habla, haciendo a un lado la noción antigua del tiempo circular, es decir, “de ese contexto –dice Iván Illich– familiar y tribal donde el mañana regresa al ayer, de un futuro que será totalmente sorprendente y mesiánico”. Alrededor de los significados extraviados –que, a través de la boca de carne del profeta, anuncian el nacimiento de un mesías que en sí mismo los restituiría para siempre– “se constituyó ese fenómeno, único en la historia, del ‘pueblo elegido’” en el que todo el decir profético y todo el Antiguo Testamento están, podríamos decir con San Pablo, preñados del mesías; se constituyó también el fenómeno cristiano que lo encontró en el nacimiento, la vida y la doctrina de Jesús de Nazaret que modificó la historia de manera irreversible.
El problema, sin embargo, no radica tanto en el anuncio profético y en la encarnación de ese anuncio en la persona de Jesús que generó otro nuevo “nosotros”: no el del pueblo judío, abierto a la esperanza de un pueblo, sino el de la humanidad entera –el mesías, dirá el cristianismo, no sólo llegó, sino que su salvación no se dirige únicamente al pueblo hebreo, sino a todos–, cuanto en los significados mesías y redentor. El primero, que proviene del hebreo masjaj (“untar”, “ungir”), significa “Ungido”, Cristo, en griego; el segundo, que proviene del latín redimire (“comprar de nuevo”), significa el que compra, el que rescata, el “Salvador”, el “Redentor” o, para decirlo con un neologismo, el “Rescatador”. Ambos tienen en común el sentido de sanar, liberar, dignificar. Ambos, también, tienen, por lo mismo, un significado complejo en su ambigüedad: Esa salvación ¿es espiritual, política o una mezcla de las dos? Me parece, mirando la historia, tanto de Israel como del cristianismo y del Occidente moderno, que es la tercera. De allí no sólo su profunda complejidad histórica, sino también el sentido del libro de Enrique Krauze, Redentores.
Krauze, el historiador enclavado en la tradición judía dentro de un mundo cristiano, es muy sensible a esta problemática que ha marcado, a partir de la identificación de Jesús con el mesías esperado y la fundación del cristianismo mediante el uso de la filosofía griega para interpretarlo, el acontecer político y espiritual de la historia moderna de Occidente. Algún día, en una de nuestras conversaciones, me dijo: “Cuando estudiaba en la preparatoria me decían algo que siempre me ha cuestionado: ‘Cuídense de los falsos profetas’”. Para Krauze, como judío, un profeta es, como lo hemos visto, un anunciador en la palabra de un acontecimiento mesiánico. Pero también, como un hombre que vive en un mundo fundado por el cristianismo, comprende que ese anuncio se refiere a un ser que encarna en los actos esa realidad mesiánica y redentora. Para los judíos, el redentor no ha llegado y, en medio de las extrañas fórmulas de los profetas, no se sabe cómo será el acontecimiento dichoso de esa redención. De allí esa frase precautoria: “Cuídense de los falsos profetas”. Cada vez que en la tradición judía ha surgido uno que reúne el decir del profeta con su realización en él (pienso en Simón Bar Kochba, que en el año 132 llevó a cabo la gran revuelta judía contra el imperio romano que concluyó en la terrible masacre de las huestes de Tito y en la diáspora judía, o en Sabbatai Zevi, el mesías del siglo XVII que terminó, después de manipular y explotar a miles de seguidores, por convertirse al Islam, o en aquellos que creen que el Mesías es el Estado de Israel) ha terminado en el horror, la decepción o el fracaso.
Para el mundo cristiano, que proviene del profetismo hebreo, el mesías, en cambio, llegó en la persona de Jesús. Pero aunque Jesús rompió con las falsas expectativas mesiánicas de un poder teocrático y político, y mostró en los Evangelios que el acontecimiento dichoso anunciado por los profetas no es del orden del poder ni de un Reino aquí en la tierra, sino de la debilidad del amor, de la impotencia, del límite, del don y de la libertad pura y sin coerciones sociales ni políticas, el cristianismo terminó por caer en la contradicción de los falsos profetas.
El cristianismo –que nació del retraso, en el tiempo, de la Parusía, es decir, del prometido e inminente regreso de Jesús que restablecería para siempre el reino de la libertad y el amor que había revelado– se contaminó con una doble interpretación: la del mesías como rey espiritual y político nacido de Israel, y la del Imperio, como dominador del orbe. Así, la Iglesia (que quiere decir “llamado”) le dio al mesianismo del Evangelio un sentido de poder y de dominio ajeno a Jesús: la Iglesia de Constantino, la Iglesia Imperial que, al buscar imponer y administrar, mediante el recurso del poder y del dinero, la Buena Nueva al mundo, pretendió, hasta su limitación a partir de la revolución francesa, no sólo conservar el Reino revelado por Jesús, sino establecerlo definitivamente en el mundo entero precipitando así la segunda venida de Jesús y la instauración absoluta del Reino que la Iglesia preservaba. No lo logró –su expansión y su doctrina, edificadas sobre la administración de lo inadministrable, el amor, y sobre la espada, las hogueras y el anatema, sigue estando allí como un punto de referencia de lo mejor, en sus más humildes santos, y de lo peor, en las relaciones de su jerarquía con el poder–, pero dejó en el orden político y en las ideologías históricas que nacieron de ella –el liberalismo, tal y como salió de las manos de la revolución francesa, el fascismo, el comunismo y su nueva versión cristiana, la teología de la liberación– “la aspiración –como dice Krauze– a un orden futuro”, a un Reino político donde se conjuguen la justicia con la libertad y el amor, un mundo mesiánico en el sentido en el que lo creían los falsos profetas del mundo judío o en el que lo pretendió la Iglesia imperial que, vuelvo a Krauze, “oscila entre la lógica integrista de una sociedad jerárquica, intolerante y cerrada, y la lógica de un colectivismo popular, orientado al desagravio de una sociedad oprimida por la pobreza”.
En este sentido, los Redentores de Krauze analiza esa larga tradición del profetismo y del mesianismo que llegó a Occidente con la ideología de la Iglesia católica, que se ha continuado en las ideologías históricas, y que se arraigó en América Latina desde finales del siglo XIX a nuestros días. Su método es una combinación de Thomas Carlyle, el historiador escocés que estudia la historia a través de los grandes hombres; del gran filósofo liberal Isaiah Berlin, en su libro Pensadores rusos; y finalmente de Edmund Wilson, en Hacia la estación de Finlandia, que mezcla “el análisis ideológico y la biografía”. Por lo tanto, Redentores es un estudio de las ideas no sólo de la tradición profética, mesiánica y redentorista de la modernidad política, sino, junto con ella, de los temas centrales de la vida política de América Latina, a través de la vida de seres humanos que la encarnaron y que, dice Krauze, “la vivieron con intensidad religiosa y seriedad teológica”. No están todos. Pero los 12 personajes que estudia, como si se tratara de apóstoles laicos, son suficientes para su crítica al falso profetismo. Desde sus estudios más objetivos (Martí, Rodó, Vasconcelos, Eva Perón, el Che Guevara, Samuel Ruiz y el Subcomandante Marcos), hasta los más duros y despiadados (García Márquez y Hugo Chávez), pasando por los más justificatorios y entusiastas (Octavio Paz y Vargas Llosa) y la más tierna, empática y conmovedora de todas (Mariátegui), Krauze no sólo estudia ese profetismo redentorista que viene de las raíces religiosas del judeocristianismo y que desde finales del siglo XIX a nuestros días se ha expresado en la palabra revolución: vuelta a un origen transfigurado, la construcción del Reino perdido y prometido, sino que a través de él intenta un diálogo con la mejor tradición política de América Latina: la izquierda y su gran vocación social.
Krauze, que como un profundo judío no sabe cómo será el acontecimiento dichoso y mesiánico que anuncian los profetas y, por lo tanto, mira con sospecha cualquier manifestación del mesías, pero que como hombre lúcido sabe del horror que generan los falsos profetas y los falsos mesías, no opta por redescubrir la vía espiritual que revela el mesianismo evangélico de Jesús, tremendamente contaminado por el redentorismo con el que la Iglesia lo llenó, sino por asumir su rostro más civil y laico: el liberalismo y la democracia, un rostro que se encuentra en el sueño de la Ilustración y que, como lo señaló un día en una entrevista que le hicimos para la revista Conspiratio, aparece en la posibilidad –vislumbrada por el filósofo Moisés Mendelssohn y la tradición liberal judía que comienza con Spinoza, el precursor de Locke– “de ser religioso en lo privado y ciudadano [es decir, un hombre tolerante con todos] en lo público”. Entre el liberalismo y su expresión más clara, la democracia, que, supongo, es para Krauze el rostro civil y moderno del mejor profetismo judío y del mejor mesianismo cristiano, y la redención que, para el propio Krauze, expresa, en su “absolutismo político y su ortodoxia ideológica”, la distorsión profética y mesiánica, el autor de Siglo de caudillos opta, en Redentores, y como siempre lo ha hecho, por la primera. Sin perder de vista la necesidad de una justicia social –de allí su interés por los redentores y por el diálogo con la izquierda–, Krauze opone a las propuestas totalizadoras de esos mismos redentores “la insípida, la fragmentaria, la gradualista pero necesaria democracia, que ha probado ser mucho más eficaz para enfrentar esos problemas”.
Desde un punto de vista teórico y ético es difícil no coincidir con Krauze. La ideología blanda del liberalismo que, a diferencia de las ideologías redentoristas que analiza en su libro, no tiene grandes verdades ni grandes revelaciones, ni tampoco promete grandes utopías ni cambios fundamentales, “es –como el propio Krauze lo dice en la citada entrevista con Conspiratio– más un método de vida que un gran diseño” político y social. Podría decirse que, amputado de su parte espiritual y teológica, el liberalismo de Krauze se parece más al mesianismo del Evangelio anunciado por los profetas que a sus interpretaciones redentoristas y clericales. Lo que, sin embargo, no parece mirar el autor de Biografías del poder, y por lo tanto nunca lo ha abordado en sus análisis, es que ese liberalismo, que se expresa a través del nosotros democrático, tiene un doble fondo que oculta una forma totalitaria disfrazada de libertad. En primer lugar, y como lo señala Fabrice Hadaj –ese filósofo de origen judío que lleva un nombre árabe y se confiesa católico–, la búsqueda de instalar al individuo dentro de un plan y un programa no son sólo el fruto de los Estados totalitarios, sino también, y antes, el producto de la situación objetiva de la técnica y del mercado que están en el fondo de la sociedad liberal y que, bajo el peso de la producción, el consumo, la publicidad y la manipulación ideológica de la técnica, han ido destruyendo el esqueleto espiritual y moral del hombre. Nuestra era, bajo el liberalismo moderno, ya no es la de la cosificación del hombre del primer capitalismo, sino, dice Hadaj, la de “la pseudopersonificación [neoliberal] de las mercancías y sus sistemas técnicos que se convierten en nuestros modelos y matrices”. No hay que olvidar, por lo demás, que de la entraña del liberalismo o, mejor, de la búsqueda de justicia y libertad, que se paralizó bajo la cuchilla de la guillotina, surgieron, a partir de Hegel y de la idea del devenir histórico, las ideologías totalitarias, incluyendo la que hoy nos domina, la del mercado y su rostro más seductor por su ordenamiento y su poder: la técnica. En segundo lugar, Krauze, más allá de su profunda crítica a los redentoristas, no parece percibir algo que, en medio de las democracias y los Estados liberales, cuya fuerza radica en el monopolio legítimo de la violencia, comienza a aparecer por todo el mundo a partir de los zapatistas, del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, de los Indignados y de los Occupy: la decisión de no querer el poder.
Aunque es verdad que el poder político, particularmente en la democracia, emana de la gente, el poder que el Estado acumula a través de ella es un poder robado, no una simple acumulación de poder nacido de las urnas. En este sentido la fuerza y la esencia negativa del Estado se encuentran en que en el fondo niegan lo que la democracia quiere decir, el poder del pueblo, el poder de la gente. Este “despoder”, ese poder negado en nombre de la libertad y del sufragio, tiene su correlato en la economía y los valores económicos, que los mismos Estados liberales protegen como una expresión de la libertad y de la democracia, y que Iván Illich y Jean Robert nombran el “desvalor”. Al igual que en la democracia hay un “despoder” robado por el Estado a la gente, en la economía moderna y sus producciones industriales y comerciales hay, dice Robert, una “parálisis de las capacidades autónomas de producción que los valores económicos están supliendo como las muletas suplen a las piernas”. Por ello, el desarrollo –esa terrible lógica de los Estados liberales que buscan a cualquier precio la inversión de grandes capitales para la producción de empleo– es el mayor enemigo de una verdadera democracia, en la medida en que destruye los tejidos sociales, paraliza las autonomías, genera un terrible desempleo, una profunda frustración, y fabrica, como lo vivimos hoy, un caldo de cultivo para la delincuencia. Esa realidad, dice Robert, “desmiente las pretensiones ‘democráticas’ de todas las ‘alianzas para el progreso’ (empezando por el TLC y la Comunidad Europea) y de todos los pseudodemocráticos planes del Banco Mundial. Bajo la sombra del ‘desvalor’ –que precede a cualquier valor económico– la economía deja de ser lo que era para Aristóteles [y el mundo griego que acuñó la palabra]: la autogestión de la propia casa, y se vuelve su contrario: la administración de la sociedad por la ‘ley de hierro’ de la escasez. El desarrollo es la negación de la democracia, es la imposición del ‘desvalor’ tanto en lo económico como en lo político”.
En este sentido, el “despoder” en política, semejante a la construcción del “desvalor” en la economía, precede necesariamente a la instauración de cualquier poder.
Ciertamente no podemos escapar a lo político, pero creo que tanto nosotros como Krauze ganaríamos mucho si tomamos en cuenta esas negatividades para no darle una carta en blanco a las “democracias” liberales.
Aunque podemos discutir largo rato, con las izquierdas y las derechas duras, sobre lo que el propio Krauze discute en Redentores: el que la política implica una voluntad de tomar el poder, lo que no podemos discutir, y es lo que Krauze quiere demostrarnos a lo largo no sólo de Redentores, sino de toda su obra, es que, como, vuelvo a Jean Robert, “toda voluntad política implica una toma de posición frente al poder”. Para mí, dicha toma de posición debe ser una renuncia a él, un acto de profunda radicalidad democrática, porque al renunciar a entrar en su lógica, rechazamos y acotamos lo que el poder nos roba de libertad.
Krauze tiene razón cuando frente a los redentorismos, que conducen a los Estados totalitarios, opone la humildad de la democracia. Sin embargo, obnubilado por ella, no la cuestiona. Lejos de hacerlo, la toma como un axioma del mejor de los mundos posibles en política. Pero el axioma es falso. Para saberlo, hay que remontarse a la democracia ateniense del siglo V a.C, mito fundador de las democracias modernas. La democracia ateniense, que estaba sostenida sobre una masa esclava, comenzó cuando en el año 506 a.C, Clístenes, mediante un acto autoritario y militar, relocalizó a los habitantes de Atenas. “Con ello –dice Jean Robert– los atenienses no descubrieron tanto la democracia como el poder [del Estado], es decir, el poder que no se ejerce ni en las calles [ni en las plazas públicas], sino [como hoy en día sucede] en consejos especializados y exclusivos”. Este poder, aun cuando lo llamemos democrático, está sostenido por la parálisis previa (el “despoder” y el “desvalor”) de las asociaciones libres, humanas y democráticas, que el poder llama “informales” y persigue y segrega como la democracia ateniense practicó el ostracismo sobre aquellos ciudadanos que adquirían demasiada independencia fuera de los lugares reservados para la política.
Aunque estoy de acuerdo con Krauze en que el camino a la democracia no es el de los redentores, sostengo, a diferencia suya, que tampoco es el de la democracia que administra el Estado. La verdadera democracia, la democracia en su sentido real, no es el voto ni las elecciones libres –aunque la apoyen–, no es una cuestión de administraciones institucionales ni de arreglos entre ellas y sus consejos especializados llamados partidos, cámaras y secretarías, mucho menos el libre mercado o el asalto al poder de los redentores; no es, en suma, un sistema, “sino –dice Douglas Lummis– un proyecto histórico que la gente manifiesta luchando por él”. O mejor, una experiencia que repentinamente aparece, en medio del invierno que produce el Estado, “el más frío de los monstruos fríos”, dice Nietzsche, y las fracturas de la historia, como una breve primavera. Es, por lo tanto, un aparecer, un milagro que la gente permite dándole voz y presencia a los sin voz y generando relaciones de confianza y de apoyo mutuo más allá de cualquier estructura administrativa, como sucedió en 68, como sucede hoy con los zapatistas en sus comunidades, en los campamentos de los Indignados, de los Occupy, de la Primavera Árabe o en las grandes marchas y caravanas del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. No es una guerra ni una competencia. Son momentos dichosos en los que la igualdad, la libertad y la fraternidad se realizan en las fracturas del poder y de la historia.
Más que en la democracia pienso, para volver a la metáfora histórica y religiosa del libro de Krauze, y como una alternativa a los redentores y a la democracia de los Estados liberales, en la conspiratio de la primera liturgia cristiana, aun enclavada en el Evangelio y en una profunda tradición judía, quizá la que revelan los verdaderos profetas. La conspiratio (de donde proviene el español conspiración) era un beso en la boca, una co-respiración, un intercambio de alientos, de espíritus, que creaba una atmósfera común donde las diferencias quedaban abolidas y ya no había amo ni esclavo, gentil o judío, una atmósfera que en su fragilidad es fácilmente corrompible por el poder. Ese nosotros de la conspiratio no pertenece al mundo de la política en el sentido griego, que sólo reconocía un nosotros entre los hombres libres de una ciudad que ejercían, como hoy, sus funciones en consejos especializados y exclusivos, llamados partidos o cámaras. Tampoco pertenece al del ciudadano del urbus romano, para quien, al igual que lo hace el Estado hoy, el nosotros era el estatuto administrativo de los que reconocían el imperio. Por el contrario, pertenece a la categoría del Reino que anuncian los profetas y el Evangelio, y que se expresa en las primeras comunidades cristianas que tenían todo en común. Una categoría que siempre reaparece donde, entre las fracturas del poder, los seres emergen en su humanidad y se hermanan y se aman libremente.
Lo anterior no es –como podrían criticar quienes, intoxicados por la falsa premisa del Estado hobbsiano, creen que “el hombre es el lobo del hombre” que necesita de un monstruo violento, el Leviatán, para administrar la vida en común– un rechazo anarquista y utópico de todo poder político. Por el contrario, es la presencia de seres que en su libertad obligan al poder a autolimitarse para que podamos reunirnos libremente, si no en el amor, al menos en la confianza que está en el corazón de los seres humanos.
Creo que Krauze, en su impecable crítica a los redentores y más allá del deslumbramiento que le producen las democracias liberales, podría abrir un espacio en su análisis para repensarlas en medio de la profunda crisis que viven los Estados y el mercado global que ha florecido con su auspicio y que anuncia algo nuevo.
Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco-CM del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro de San Pedro, liberar todos los presos de la APPO, hacerle juicio político a Ulises Ruiz, cambiar la estrategia de seguridad y resarcir a las víctimas de la guerra de Calderón.
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*Este texto fue leído por el poeta Javier Sicilia el pasado 30 de noviembre con motivo de la presentación del libro Redentores, de Enrique Krauze, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. El título es de la redacción."

http://www.proceso.com.mx/?p=291569

"Ve Sicilia escenario ignominioso para México en 2012

Javier Sicilia, poeta. Foto: Octavio Gómez
Javier Sicilia, poeta.
Foto: Octavio Gómez
 
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, Chis. (apro).- Para el poeta y activista líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, Javier Sicilia, el 2012 no depara para México un futuro halagador cuando de las tres cartas electorales hasta ahora plasmadas en la mesa de los mexicanos, son lo mismo que siempre se les ha servido.

En el marco del Segundo seminario internacional de reflexión y análisis planeta Tierra: movimientos antisistémicos celebrado en esta ciudad colonial, Sicilia expuso que quien gane las próximas elecciones federales no podrá gobernar en las condiciones de balcanización que vive el país, por lo que –dijo– la única alternativa es el movimiento ciudadano, la gestación de movimientos sociales que pongan un “ya basta” al estatus establecido.

En una entrevista previa a su intervención en un foro con ponentes de México y del extranjero, todos ellos con un perfil sociológico, Javier Sicilia lamentó que los partidos políticos estén muy alejados de la realidad que está viviendo un país en guerra, que está hoy por hoy “balcanizado con miles y miles de víctimas de desaparecidos y desplazados”.

Y lo que es peor es que no hay una agenda común para la búsqueda de cómo sanear al país y que vamos “a unas elecciones completamente ignominiosas”.

“Tenemos que enfrentar esta realidad donde vemos al Estado alejado de proveer justicia y equidad, vemos un año terrible dadas las condiciones de lejanía de un país ante la guerra y la corrupción que estamos viviendo, vemos la impunidad que reina en el Estado y esto apunta a un 2012 más terrible para desgracia de nosotros”, afirmó Sicilia.

Pero en contraste –indicó– con ello se ve a movimientos que ponen el dedo en la llaga como el de los zapatistas que hoy celebran 18 años de levantamiento armado, “que con otra forma de lucha son parte de estos movimientos que son la reserva moral del país, que son principalmente la esperanza del país”.

Sicilia dio a conocer que a lo largo del 2011 han sido ya cinco muertos y dos desaparecidos los que lleva el movimiento que encabeza, entre ellos mencionó a Nepomuceno Moreno, Trino y otros. Y que esto es la muestra de que el Estado como debiera ser no existe: “una de las facciones del Estado está coludida con el crimen organizado y una de las partes sanas no está haciendo lo que debería de hacer, como su trabajo de impartir justicia y encarcelar a los delincuentes con castigos ejemplares para ir reconstruyendo el tejido social”.

Para el activista, quien perdió a su hijo en 2011 en el marco de la guerra contra el crimen organizado, crímenes como el de Nepomuceno Moreno sólo confirman que el Estado está rebasado y que no es ya garantía de seguridad y protección para los gobernados.

“Los politólogos me reclaman del porqué comparo al Estado con los delincuentes o los delincuentes con el Estado, pues yo les contesto que no hay un Estado que garantice seguridad, que hay 98 por ciento de impunidad. Un Estado que no responde a la seguridad ciudadana es un estado delincuencial, esa es la realidad que tenemos y esa es la realidad en la que van los partidos políticos en el 2012, donde van los candidatos de los partidos a buscar la presidencia en unas elecciones verdaderamente ignominiosas. Habrá que enfrentarlos y confrontarlos ante la realidad del país”, dijo Sicilia.

Explicó que ante ese escenario están creando sus propios protocolos de seguridad y protección para los miembros de ese movimiento que están “inermes” ante el embate de la violencia: “nos vamos a proteger porque el Estado nos cuida sólo en el discurso nada más”.

El escritor dijo que hoy los partidos y candidatos están parados en un país inexistente, en un Estado inexistente, y que no se puede decir quién tiene un mejor discurso que otro o quién tiene un mejor planteamiento que otro.

“La verdad es que quien gane no podrá gobernar en las condiciones en las que se encuentra el país, en un estado de guerra como ya lo hemos definido, con zonas del país absolutamente balcanizadas y cooptadas por el crimen organizado, con zonas donde ni siquiera hay Estado porque el Estado se volvió el crimen organizado”, mencionó Sicilia.

En todo caso –dijo– podrá haber alguno que tenga mejor discurso que los otros, pero que México no se gobierna con discursos, se gobierna con hechos.

“Ya hay constancia que donde gobierna el PRI, el PAN o el PRD en esencia todos son lo mismo. Entonces la oferta en esencia es más de lo mismo. Más debilidad porque no hay una unidad nacional, no hay una agenda de la unidad nacional, entonces va ser más atroz. Mi apuesta es confrontarlos, van a ir a unas elecciones, en lo personal voy a dar mi voto nulo, pero sí voy encararlos como ciudadano”, agregó el poeta.

Aclaró que en México no ve una izquierda electoral, lo que sí ve es un discurso muy parecido al de la izquierda: “pero sus actos allí están, no se distinguen unos de otros, nada más hay que ver dónde gobiernan ellos, qué distinción hay entre Sonora gobernada por el PAN, o Michoacán gobernada por el PRD, Guerrero, Chiapas, o Veracruz gobernada por el PRI; todos son iguales”.

Ejemplificó: el caso más concreto es Guerrero, gobernada por el PRD, donde todo lo invertido en el Plan Mérida para la capacitación de policías, ha servido para reprimir con asesinatos a estudiantes normalistas. En Guerrero tenemos dos desaparecidos del movimiento y es gravísimo lo que estamos viviendo”.

Insistió en que si no se corrige el rumbo del país, éstas serán las elecciones de la ignominia: “Entonces ya nos estamos preguntando porqué candidato o partido vamos a votar, sino porqué que cártel vamos a votar”.

Expuso que no hay una claridad en el distanciamiento de los partidos políticos con el crimen organizado, tienen a miembros metidos allí ambos grupos y que no se ve que haya un trabajo para resarcir eso, de limpiar eso, de construir un Estado de derecho.

Reiteró que el país está balcanizado y el gobierno no lo ve, porque cuando ellos llegan, nada más llegan a buscar votos, no a conocer la realidad y que su movimiento recorrió el país con profundidad, no en busca de votos; que conoció a las familias a quienes dieron apoyo y consuelo, vio la radiografía del dolor: “no llegamos a tirar discursos demagógicos o retóricos para ganar votos, derivado de ello tenemos una mirada más fina del país”.

“No importa que otros lo hayan recorrido más que nosotros, sino lo que se trata es que se recorra con profundidad, y esas personas parece que no han visto ese dolor, esa balcanización del país, y el miedo que se vive en el país, por tanto no se reflejan soluciones en sus propuestas políticas por desgracia”, concluyó Sicilia."

http://www.proceso.com.mx/?p=293343

"Intelectuales proponen pacto entre el EZLN y el Movimiento de Sicilia

Sicilia y zapatistas en Oventic. Foto: Germán Canseco
Sicilia y zapatistas en Oventic.
Foto: Germán Canseco

TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis. (apro).- Los intelectuales mexicanos Luis Villoro, Pablo González Casanova y Víctor Flores Olea propusieron al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, que encabeza el poeta Javier Sicilia, conformar un “pacto nacional”, con el fin de impulsar la “democracia directa” más allá de los partidos.

En una carta enviada al subcomandante Marcos, vocero del EZLN, y publicada en la web de la Revista Rebeldía, Villoro respondió así al líder guerrillero:

“Estamos de acuerdo en que nada se puede esperar de la partidocracia. Como dicen ustedes los zapatistas, ‘todos los políticos son iguales’, pues la izquierda institucional ha dejado de ser izquierda”.
También coincidió en lo injustificable que es culpar a las víctimas, “práctica común del gobierno”, y saludó el respeto que Marcos ha mostrado por el Movimiento por la Paz.

Luego Villoro destaca:

“Preocupados también por la gravedad de la situación actual, nos reunimos hace poco Pablo González Casanova, Víctor Flores Olea y yo, y finalmente logramos bosquejar lo que consideramos algunas bases necesarias para un ‘pacto nacional’ por un movimiento de movimientos, con el fin de hacer realidad la democracia directa, la que se ejerce en las comunidades indígenas y campesinas zapatistas, desde abajo: la que mejor puede ser considerada realmente una democracia”.

Según él, proponen una “democracia directa más allá de los partidos políticos”; dos, “reconocimiento y apoyo a los derechos de los pueblos indios y sus autonomías”; tres, “defender la soberanía nacional, las garantías individuales, los derechos sociales y comunitarios”; cuatro, “impulsar la educación nacional, la salud pública y la seguridad social”, y cinco, “reestructurar la deuda externa y la política fiscal, así como recuperar el patrimonio nacional para impulsar un nuevo proyecto de desarrollo auto-sustentable”.

De acuerdo con el autor de Estado plural, pluralidad de culturas, urge “la idea de un México que iguale con su vida el pensamiento.

“Con variantes a precisar, este proyecto es una invitación a colectivos, localidades, entidades y sectores —que buscan nuevas alternativas para la libertad, la justicia y la democracia— a conformar un programa mínimo que no se quede en palabras y que aliente a otros países de nuestra América”, aclaró el filósofo.

Dijo que esta propuesta surge teniendo en cuenta el acuerdo “de que la alternativa a la dominación existente no puede ser una revolución en el sentido tradicional, sino una organización como la que propone La Otra Campaña.

“Nos aventuramos a decir que el pacto arriba mencionado podría fortalecerse con el acercamiento de dos movimientos libertarios: el Zapatista y el de Javier Sicilia”, concluyó Villoro.

Villoro y Marcos han sostenido una serie de intercambios epistolares a lo largo de 2011, en el que han debatido sobre la realidad de México, la violencia, la inseguridad, la política y los partidos políticos en su lucha por el poder."

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El resistirse a lo irresistible no siempre fortalece a quienes se creen irresistibles, sí, a aquell@s que ‘no mandan obedeciendo a sus mandantes’… FIDEIIUS (Fideiius).
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"Noam Chomsky*: Estados Unidos es el mayor terrorista del mundo..." Institute Professor and professor emeritus of linguistics at the Massachusetts Institute of Technology*
EEUU despilfarró miles de millones de dólares del area social de Irak
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Perseguido por EEUU: Camarógrafo estadounidense que filmó imágenes del 11/9 enfrenta extradición
The Washington Post: Estados Unidos es el vergonzoso suministrador de armas al narcotráfico
*) "Tres generaciones se han echado a perder por mi culpa: Rius"
*) "Noam Chomsky: Los cables de WikiLeaks revelan un “profundo odio a la democracia por parte de nuestra dirigencia política” “Debemos comprender -y los Papeles del Pentágono son otro ejemplo claro- que una de las principales razones del secreto gubernamental es proteger al gobierno contra su propia población”
*) Stépahne Hessel: “No estoy aquí para testimoniar sobre lo que pasó en Chile. Estoy aquí para hablar en nombre de la evolución del derecho internacional, que siempre es demasiado lenta. Para mí este juicio representa un paso adelante porque vivimos en un mundo en el que los crímenes impunes pesan sobre la conciencia internacional” (Referida por Anne Marie Mergier en “ Sentencia implacable”
Sitio especial de La Jornada sobre WikiLeaks"
"En una extensa entrevista con 60 minutes, Julian Assange, fundador de Wikileaks, dice: “Somos activistas por la libertad de expresión. No se trata de salvar a las ballenas, se trata de darle a la gente la información que necesita para apoyar o no la caza de ballenas. ¿Por qué? Son los ingredientes crudos que se necesitan para hacer una sociedad justa. Sin ellos, simplemente estás navegando en la oscuridad”.- Julian Assange. (Tomado de 'La Jornada')
Be Traist...!
Just let the hammock swing...!
P.D.: "Agua de Coco Pa' Toch@s" *
"Once again, the cat is shaking the roof...!" *
Universal Rights and Universal Values... But that is romantically substantive for those who try to ignore the Universal Jurisdiction and its procedures to evade justice... FIDEIIUS (Fideiius).
Miles de simpatizantes del movimiento Ocupa marcharon del centro de Oakland a la zona portuaria. Autoridades del lugar emitieron un comunicado en el que informaron que las operaciones estaban detenidas, lo que provocó el júbilo de los manifestantes. En una decisión sorpresiva, la alcaldesa Jean Quan dio el día a los trabajadores municipales para que se sumaran a la protesta Foto Ap
David Brooks, Corresponsal
¡Oh mujer… que tu ausencia sea mi más cercana vecina…! FIDEIIUS.

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